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Feminista en construcción

Un abuso sexual que sin lugar a duda no me define, ni me condiciona a ser una víctima porque yo decidí ser una sobreviviente y el día que salí de un círculo de violencia familiar; han sido dos situaciones críticas para convertirme en la mujer que soy y en la feminista que aspiro a ser.

Mi proceso de iniciación al feminismo comenzó con una educación intensiva sobre el tema, pues sabía que a grandes rasgos el feminismo busca y exige la equidad de los derechos de las mujeres que hasta ahora solo los hombres han tenido como privilegio. Emprendí conociendo la historia, las luchas, sus fines y cómo estos se han transformado con el paso del tiempo.

La primera ola feminista cuestionó los privilegios de los hombres y abrió la discusión sobre la jerarquía que posiciona a los hombres como autoridad máxima y destierra a la mujer a una posición de subordinación extrema. Y fue esto lo que empezó el cambio de pensamiento en la época y dio paso a una segunda ola feminista la cual aborda principalmente el derecho al voto, pero de igual manera se aboga por el acceso a educación superior. El poder de decisión sobre el uso de anticonceptivos y desinstitucionalizar el patriarcado, fue trabajo de las feministas de la tercera ola que en la actualidad sus luchas se suman a las de la cuarta generación feminista.

En esta cuarta ola hay una característica importante, es la actuación globalizada gracias al acceso del activismo online, donde se continúa la lucha por eliminación de brechas salariales y de oportunidades, aborto gratuito, libre y seguro y erradicación de la violencia de género.

Cuando comprendí de donde se originó la lucha feminista y comencé a ver mi entorno con los lentes del feminismo no hubo marcha atrás al descubrir que el patriarcado tiene absolutamente todo podrido. Por eso algunas personas nos pueden estereotipar como locas, enojadas o peor feminazi porque dejamos de percibir el mundo como el sistema patriarcal nos lo ha exigido.

Para entender el feminismo hay que deconstruirse entendiendo primero, que todas las mujeres hemos crecido en un sistema patriarcal y segundo, que algunas mujeres tenemos más privilegios que otras. No hay estructura definida ni una feminista ‘‘perfecta’’ ya que el feminismo evoluciona, lo cual significa un proceso continuo de desconstrucción y aprendizaje.

Un aspecto importante del proceso de desconstrucción es la autocrítica. Verme al espejo y distinguir cuáles conductas adquirí al ser criada en un sistema patriarcal, desecharlas y construirme con conductas feministas. Hay que dejar claro que la desconstrucción no se puede medir o comparar entre las personas, esto porque debemos recordar que existen factores influirán en el proceso como por ejemplo lugar de procedencia, religión, acceso a la información o círculo social.

Entre las conductas del feminismo encontré la maravillosa hermandad entre mujeres o sororidad, reconocer que entre mujeres no somos competencia y que juntas somos más fuertes, no tener que bajarle el piso o degradar a una mujer porque es diferente a lo que otras percibimos.

La sororidad es un concepto que se ha clavado en mi alma y corazón permitiéndome dar apoyo a otras mujeres sin la necesidad de verlas como enemigas, porque no todas las mujeres tienen las mismas oportunidades para ejercer su feminismo. Ser sorora me ha ayudado a entender y respetar las decisiones que otras mujeres tomen y que estas son tan válidas como las mías.

El movimiento feminista me desconstruyó hasta la raíz para volverme una persona completamente diferente a la que comenzó el proceso autodidacta del feminismo. Yo deje de odiarme porque logré dejar mis inseguridades atrás, renuncié a mi hábito de compararme con otras mujeres ya que esto me estaba llevando a juzgarlas y criticarlas por la única razón de mi inseguridad.

Inicié un proceso de perdón, amor y aceptación conmigo misma, pues puse por mucho tiempo el peso del sistema patriarcal en mis hombros. El patriarcado nos ha forzado a creer que hay un solo tipo de cuerpo volviendo nuestro deber vernos de una manera específica para poder agradar a las expectativas de los hombres. Pero debemos recordar, que nuestro cuerpo nos pertenece a nosotras y a nadie más.

Por lo que luchamos es autonomía y libertad para ser quienes queramos ser, porque merecemos respeto no solo por ser mujeres, sino porque somos seres humanos. La sociedad es modificable, por eso el feminismo también cambia, porque vamos cosechando los triunfos desde las primeras feministas en la Era Ilustrada hasta la actualidad. Solo aceptaremos cambios radicales en cuestión de equidad de género, no daremos espacio a soluciones a medias porque si hay espacio para los hombres también hay para nosotras.

El feminismo comparte la idea con el liberalismo de una sociedad abierta donde se garanticen las libertades a cada uno de los individuos de manera equitativa. Entendiendo que el feminismo liberal lucha por un mundo en que las mujeres tengan las mismas condiciones de oportunidades que los hombres en aspectos políticos, sociales, económicos; y es por eso que el feminismo liberal me representa porque me da la libertad de ser quien soy, sin importar que me identifico como mujer.

Esto no es una ”lucha de géneros”, es saber que el solo hecho de ser mujer no es una desventaja. Ni las mujeres, ni los hombres somos el enemigo; el verdadero enemigo es el patriarcado y este, va a caer.

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