El día de hoy, en el programa Nuestra Voz, de Amelia Rueda, el diputado liberacionista Carlos Ricardo Benavides arremetió contra Eli, acusándolo de hacer “politiquería barata” por haber tenido la osadía de desnudar (junto con expertos del calibre de don Rubén Hernández, abogado constitucionalista, el exdirector del Servicio Civil, don José Joaquín Arguedas, y el exdirector de la Escuela de Administración Pública de la UCR, don Luis Lorenzo Rodríguez) los múltiples defectos del proyecto de Ley de Empleo Público y, peor aún, la jugada siniestra que permitió que durante el fin de semana se negociara con Mideplan un nuevo texto sustitutivo peor aún que el anterior.
Ahora resulta que señalar los defectos de un proyecto de ley y la elasticidad de ciertos diputados para acomodarse a la cochinada es hacer politiquería. Ingenuo yo que creía que politiquería es que los padres de la patria, a los que los ciudadanos les pagamos el salario, negocien a puerta cerrada un proyecto nefasto, a cambio de quién sabe qué.
Nos alegre que, al menos, la diputada Silvia Hernández, también del PLN, se comprometiera públicamente a no darle su voto a ese proyecto si no sufre modificaciones sustanciales en el plenario, y que el propio Carlos Ricardo se manifestara en contra de los dos principales defectos del proyecto de ley que los diputados de su fracción negociaron: las convenciones colectivas y no aplicar el salario global a los funcionarios actuales. Ojalá y los demás diputados de Liberación asuman el mismo compromiso y lo cumplan.