De todos los eufemismos que utiliza la burocracia para esconder la realidad, el que más me enferma es “tenemos oportunidades de mejora”. Oportunidades de mejora tiene toda actividad humana, que es, por naturaleza, imperfecta y perfectible. Pero cuando un burócrata dice, repite e insiste que un informe señala “oportunidades de mejora”, lo que en realidad debería decir es que, es tal el desastre, que no sabe ni por dónde empezar.
Es el caso del Fondo Nacional de Telecomunicaciones, FONATEL, y la Superintendencia de Telecomunicaciones, SUTEL, que vengo siguiendo hace un mes.
Fonatel nació para llevar servicios de telefonía e Internet a hogares y comunidades donde no es comercialmente viable desarrollarlos, con el fin de combatir la pobreza y la exclusión social y mejorar sus opciones de educación y empleo. El fondo se creó con el dinero proveniente de la compra de frecuencias de Claro y Movistar -$195 millones- cuando se abrió el mercado de las telecomunicaciones hace ya diez años. El fondo se alimenta también con el canon que pagan todos los años los 164 operadores de telefonía e internet del país, por lo que acumula a la fecha cerca de $325 millones.
El problema es, precisamente, que el fondo crece y crece, pero no porque así se haya diseñado, sino porque los programas no se desarrollan oportunamente. No voy a repetir aquí todos los detalles, pero en el desarrollo del post compartiré los enlaces de los diversos y muy reveladores reportajes que ha publicado el periodista Juan Fernando Lara en el último mes en La Nación.
¿Qué tan mal está la cosa?
En su reportaje del 15 de octubre, Lara nos cuenta que “Por casi una década, el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel), creado para romper la brecha digital y dar conectividad a Internet a comunidades pobres, ha acumulado $330 millones, de los cuales solo ha invertido $34,1 millones (10%).”
Por ejemplo, el programa Comunidades Conectadas fue diseñado para universalizar el acceso a telecomunicaciones en 183 distritos donde el servicio no es rentable desde una perspectiva comercial. En el mismo reportaje se nos informa que para el 2017, debían estar conectados 134 de esos distritos, “pero solo se alcanzaron 72 y en todo el 2018 no se sumó ninguno”. El nivel de cumplimiento es de apenas 39% al 2019.
Otro programa con un “atraso crítico” es el de Red de Banda Ancha Solidaria (para dar acceso de banda ancha en comunidades y centros de servicios públicos en zonas alejadas). Un informe técnico del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, citado en el mismo reportaje del 15 de octubre, reveló que dos años después de lanzado, el programa tiene un avance del 0%.
La Sutel, que es la agencia regulatoria del mercado de las telecomunicaciones, y que además maneja Fonatel, es otro dolor de cabeza. Tanto la Contraloría General de la República, como la Defensoría de los Habitantes y el propio Micitt han rendido informes que pintan el triste panorama de una entidad carente de rumbo, que esconde información o la presenta con vacíos e inconsistencias injustificadas e imperdonables.
Así por ejemplo, a agosto pasado, cuando Micitt emitió su informe, la Sutel no le había remitido sus estados financieros auditados, lo que le impidió al ministerio determinar si Fonatel cumple la regla de que su estructura financiera no supere el 1% del patrimonio fondo.
Lo anterior llevó al ministro de Ciencia y Tecnología, don Luis Adrian Salazar Solis, a rechazar la petición de la Sutel de incrementar en un 12% para el próximo año el canon que pagan los operadores (los regulados) para el sostenimiento de dicha agencia que, por cierto, presentaba una subejecución acumulada de ₡1.317 millones al finalizar el 2018. Tras que no ejecutan, quieren hacer crecer su presupuesto. Supongo -malpensado que soy- que la partida de remuneraciones sí tiene una ejecución cercana al 100%.
El ministro merece una ovación por haber tenido la valentía de parar la danza de los millones y denunciar la ineficiencia de Sutel y Fonatel. Por diseño legal, esas entidades son independientes, por lo que el Micitt no puede hacer más que eso; no dependen de él y su única palanca es la potestad de aprobar o rechazar las solicitudes de ajuste del canon.
Lo anterior no es todo lo que denunció el ministro, y demuestra que no solo es valiente para meterse “con los chiquitillos” (aunque Fonatel tiene un presupuesto que es más de 20 veces el del ministerio).
Resulta que “la mayoría de los contratos para conectar a las poblaciones más vulnerables a Internet” están a cargo del ICE, según reportó Juan Fernando Lara el 1 de noviembre. Hasta abril del año pasado, 18 de 26 contratos de Comunidades Conectadas habían sido adjudicados al ICE, y todos, absolutamente todos, presentan problemas de ejecución. En cambio, en los contratos y cantones adjudicados a los otros operadores (Claro y Movistar), los proyectos avanzan adecuadamente, según el informe del Ministerio.
A raíz de los incumplimientos y atrasos del ICE, el ministro Salazar instó a la Sutel a valorar la aplicación de “las soluciones contractuales que corresponda”, que para el buen entendedor, se refiere al cobro de multas, ejecución de garantías y, eventualmente, la resolución contractual.
Ante todo eso, en una entrevista publicada el día de hoy, don Humberto Pineda, Director Ejecutivo de Fonatel desde el 2012, dice que “se ha detectado que el ICE presenta oportunidades de mejora”, pero que “más allá de multar operadores, lo que necesitamos es el resultado”. Y uno que pensaba que para eso eran las multas: para dar la señal de que la cosa va en serio y, o cumplen, o les va a salir más caro.
Por si fuera poco, dice don Humberto que el fondo “se hizo para que tuviera una cantidad importante de recursos y eso no es pecado”. Continúa diciendo que “Fonatel como fondo, debe tener la capacidad de sostener la reducción de la brecha digital en Costa Rica y para eso se requiere mucho dinero”. Habrá que explicarle que acumular dinero en un fondo no hace nada por disminuir la brecha digital. Qué si ese dinero no se utiliza -de manera adecuada, valga la aclaración- el fondo no sirve para nada más que sostener una estructura burocrática.
Pero, por supuesto, dirá don Humberto, como en efecto lo hace en la entrevista: “¿Tenemos oportunidades de mejora? Sí.” Y con eso pasa una cortina sobre la inoperancia de Fonatel, la opacidad de la Sutel y los incumplimientos del ICE. ¿Todo bien? Meshtraña, papá, claro que clarinete.