¿Quién es Kattia?
Soy Kattia Cambronero Aguiluz hija de Isabel y Gerardo. Isabel, una ama de casa y dirigente comunal de toda la vida. Gerardo, técnico experto en telecomunicaciones del ICE. Soy mamá de Alonso y Lucia. Soy deportista aficionada. Nací en un pueblito llamado San Rafael de Alajuela en los años 70. Soy “Alajuelense” (equipo de fútbol) y muy “manuda”.
Terminé mi primaria en la escuela Rafael Vargas Quirós de Colima de Tibás y la secundaria la hice en el colegio Mauro Fernández de Tibás. Soy fruto de la educación pública. Estudié en la Universidad de Costa Rica algún tiempo Trabajo Social. Luego, me trasladé a Ulacit donde finalicé mis estudios en Administración de Recursos Humanos y posteriormente hice una licenciatura en Mercadeo, en la Universidad interamericana.
Soy la segunda de cinco hermanos, dos de ellos con carreras profesionales. Siempre traté de hacer las cosas diferentes. Mi generación tuvo una crianza más machista, propio de una zona que era más rural. Donde no necesariamente se pretendía que la mujer estudiara ni que tuviera alguna posición de liderazgo. El mayor ejemplo lo recibí de mi madre que toda la vida ha sido comunalista, síndica, y representante femenina en diferentes comisiones; al igual que mis tías que han tenido posiciones políticas.
Desarrollé mi carrera en empresas muy prestigiosas como Corporación Superior, Corporación Improsa, Exactus y finalmente el Matadero Nacional de Montecillos, o Cooperativa Montecillos, donde tuve mi mayor y más grande experiencia a nivel corporativo y de liderazgo.
¿Qué obstáculos has enfrentado en tu carrera?
Creo que de los temas más fuertes, al inicio, fue cómo lograr el equilibrio entre ser una madre joven con hijos pequeños y tu carrera profesional; que se vuelve mucho más competitiva cuando estás en posiciones de liderazgo. Yo afortunadamente tuve el privilegio de tener una red de apoyo bien importante gracias a mi madre y mis hermanos. Además, había que armonizar entre el pensamiento tan masculino que tenían las corporaciones de ese entonces, (sobre todo Montecillos cuya actividad era tan fuerte y realizada por hombres); y el pensamiento femenino en un ambiente con todo tipos de acosos.
Creo que el tema más importante es cómo aprendés a liderar sin dejar de ser lo que se es como mujer; porque no necesariamente tenés que cubrirte de la piel de un hombre para tener los resultados que se esperaban con tanta exigencia en ese momento; cuando había muchísimo menos mujeres en posiciones de liderazgo.
¿Cómo terminaste brindando consultorías y asesorías a pymes?
En el año 2010 decidí retirarme del mundo corporativo con la idea de emprender un negocio. Como en ese momento no lo tenía claro, me di unos meses para poder terminar la tesis de licenciatura. Una persona me contactó para trabajar en el área de consultoría. Francamente nunca pensé ser consultora. Comencé a desarrollar con Fundes Costa Rica una serie de metodologías para la formación de Pymes, primero en Costa Rica, y luego para otros países de Latinoamérica.
En Fundes pude trabajar muchísimo con proyectos de mujeres empresarias en que el propósito era fortalecer sus capacidades y desarrollar su negocio. Conocer la base PyMe ha sido fundamental en mi desarrollo de mi carrera profesional. Considero que las PyMes son la base en este momento de la clase media de Costa Rica, tienen muchísimas carencias y falta de apoyos institucionales.
En el año 2015 tuve la oportunidad de iniciar un proyecto con Fundación CRUSA y el Banco Interamericano de Desarrollo, que se llamó Alcanzando Escala. Tenía como objetivo plantear modelos de desarrollo económico territorial para el Pacífico Central de Costa Rica. Haber trabajado en el Pacífico central, una de las regiones más ricas y con mayor potencial de desarrollo del país, me permitió poder tener contacto con productores agropecuarios de las cadenas de valor de miel, de aguacate, de marañón, de ganadería, de papaya, de pesca, y entender cuáles son las carencias de los productos de las zonas rurales y cómo se centralizan los recursos de la institucionalidad en el Gran Área Metropolitana.
¿Qué podés decirnos de las mujeres de esas zonas productoras rurales?
La base productiva o lo que llamamos la empresa o el negocio, es una base familiar donde la mujer tiene un papel fundamental en las tareas productivas. Por ejemplo, es interesante ver el ejemplo en el sector ganadero. Los hombres se dedican al trabajo de finca pero las mujeres desarrollan las actividades de valor agregado, como por ejemplo, la elaboración de quesos, de natillas, de cuajadas, de los productos que ellos decidan hacer con la leche. O por ejemplo en las faenas de pesca, las mujeres (junto con sus parejas o con sus familiares) están vinculadas a los procesos de comercialización, de limpieza del producto o fileteo.
Existe un vínculo muy estrecho de las mujeres de nuestro territorio rural con las actividades económicas. Pero al mismo tiempo, sufren de grandes carencias en los temas de Educación o de oportunidades de Educación. En materia de cuido no hay tantas oportunidades de tener acceso a lugares donde sus hijos puedan ser cuidados mientras ellas hacen sus actividades productivas. Es un trabajo complejo porque laboran desde sus casas. Eso hace que las horas que invierte la mujer en el trabajo sea muchísimas más que los hombres y que no haya realmente una separación entre la actividad productiva y la actividad familiar. Tienen pocas oportunidades de capacitación y desarrollo de sus propios negocios. Todavía tienen una gran dependencia a nivel patrimonial del hombre.
Por otro lado, hay muchísimas más cosas en temas de normativa y en temas de desarrollo territorial que el país no ha resuelto porque no tienen estrategia y porque no ha asignado los recursos suficientes. No es posible que el 40% de nuestra población y de nuestro territorio sea rural y que sea el de menor ingreso. Creo que ahí hay todo un tema de reflexión importantísimo para el país que tiene que resolver en el corto plazo, pues esa problemática se nos va a devolver.
Fuiste elegida como candidata a alcaldesa para el cantón de Santa Ana ¿Porqué elegiste la política?
Pasar del mundo corporativo y de la consultoría a la política fue un reto muy grande. Creo que las mujeres tenemos aún temas importantes por resolver a nivel político, y uno tiene que ver con que nosotras entendamos la importancia de tener roles de participación activa en las estructuras políticas del país. El 50% de la población es femenino. La combinación de acciones y pensamientos de hombres y mujeres fortalecen el desarrollo económico y social de un país.
En la actualidad sigue habiendo por parte de la familia alguna resistencia a la participación de la mujer en puestos políticos sobre todo a ciertas posiciones y creo que eso tiene que ver con el miedo a ser lastimada porque la política lástima, hay muchísima agresividad. La gente cuestiona la participación en la política en términos generales. Básicamente se ven como un tema inmoral y no lo es. Si nosotros no logramos hacer cambios profundos en las localidades viendo a los gobiernos locales como verdaderos promotores de desarrollo territorial, nos vamos a quedar rezagados en el desarrollo integral de las comunidades.
Es bastante demandante, y a veces frustrante, pero cuando uno hace el proceso (de inclusión en procesos políticos) se da cuenta de la gran necesidad que tiene el país de que más mujeres participen y de tener más criterios femeninos. Y no solamente por ser femeninos, sino porque somos parte de un todo donde los hombres y las mujeres, en igualdad, tenemos que participar. Precisamente porque tenemos criterios diferentes, es que la suma de ambos puede hacer la diferencia.
Puedo decir que lo más importante en la participación femenina en la política es romper con nuestros propios prejuicios y sobre todo creer más en nosotras mismas y en nuestra capacidad de liderar. Eso para mí es de los elementos más más importantes en mi experiencia política en la campaña para la alcaldía en Santa Ana.
¿Cómo se siente Kattia Cambronero de ser mujer hoy en día?
Si me lo hubieses preguntado cuando tenía 15, 16 o 17 años o tal vez en los 20, hubiera dicho que me sentía mal por ser mujer. Pero creo que haber impulsado la Ley de Igualdad Real de las Mujeres y haber impulsado el tema de equidad y paridad de género político, así como la Ley de Violencia doméstica y la Ley de Acoso callejero han sido temas importantes que nos ha permitido estar más en paz.
Sí fui víctima de acoso muchas veces en la calle, en las paradas de buses, en parques. También sufrí de acoso laboral y supe lo que fue tener una desventaja salarial por ser mujer. También fui acosada por tener una participación de liderazgo en el que la gente te decía que mi puesto lo obtuve porque posiblemente era la amante de alguien más.
Creo que eso ha ido cambiando mucho, afortunadamente, y que las nuevas generaciones no han tenido que llevar tantas malas experiencias. Ha sido todo un proceso que, si lo veo por décadas, me parece que lo hemos hecho bien. Falta mucho por hacer, pero creo que falta hacerlo desde nosotras mismas. Creer en nuestras capacidades, sabernos con la posibilidad de que sí lo podemos llevar a cabo. Creo que hay todavía mucho que hacer en el tema desarrollo económico de la mujer y el tema de cuido de los hijos. Sigue siendo la población más vulnerable a nivel económico con menos oportunidades de desarrollar empresa. Lo hemos hecho bien, no significa perfecto, pero me siento feliz de ser mujer costarricense.